Sobre la investigación de oficios: puntos de partida

Para trabajar nuestras preguntas de investigación, tomamos algunas decisiones que orientarán las respuestas que logremos darles y/o nuevas preguntas que surjan en el camino. Una de estas decisiones es dónde comenzar a indagar para recopilar información acerca de los problemas planteados. ¿Es lo mismo iniciar desde un estudio académico y de un testimonio oral? ¿o de una fotografía y una descripción escrita? Probablemente, en algún momento distintos materiales confluyan y se complementen, complejizando la reflexión que podamos desarrollar sobre los temas que nos convocan. Pero ¿hacia dónde dar el primer paso?

Comienzo diciendo que no creo que haya una única dirección y eso es uno de los aspectos más entretenidos de hacer investigación. Lo que compartiré aquí, son diferentes puntos de partida experimentado en el trabajo en Oficios Varios con el objetivo de realizar una perspectiva histórica de oficios, prácticas y saberes.

Uno de ellos son los relatos de viajeros, específicamente la de extranjeros durante los siglos pasados. La primera apuesta de revisar estos documentos es que los autores pudieron tener impresiones en torno a prácticas que para sus ejecutores son cotidianas y que decidieron plasmarlas en sus textos, como parte del ejercicio global de retratar sociedades (que identificaron) ajenas a ellos mismos. Por otra parte, de alguna forma planteamos que los oficios y sus cultores en momentos actuales pueden tener, sino una continuidad temporal en su territorio, filiaciones con prácticas anteriores.

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En la indagación sobre el tatuaje en Rapa Nui, el texto escrito por James Cook (navegante británico que en el siglo XVIII estuvo en la isla) posee una descripción de la decoración corporal en los habitantes de ese territorio: “El tatowing (tatuaje) o la punción de la piel está muy generalizado. Los hombres están marcados de la cabeza a los pies con figuras, todas muy parecidas, solamente que unas les dan una dirección y otros otra, según sus fantasías les sugieren. Las mujeres están muy poco tatuadas; se pintan de blanco y rojo, y esto es más común entre ellas, aunque también las usan entre hombres; el color rojo lo hacen del taray; pero no sé nada respecto de la composición del blanco”[1] .

Si bien la descripción no incluye referencias a los agentes del tatuaje ni el simbolismo que este arte posee, nos entrega algunas pistas sobre diferencias de género en su aplicación, fuentes de pigmentación y un uso social importante. Con esta información podemos proyectos al menos estas tres líneas para continuar indagando y reconstruyendo las prácticas del oficio del tatuador rapa nui o maori takona.

Un segundo punto de partida, en una arista totalmente distinta al anterior, es el de los testimonios por parte de cultores que han sido registrados en diferentes materiales. Para el trabajo que actualmente nos encontramos realizando sobre la alfarería tradicional de Pomaire, los encuentros con la cultora Juana Mendoza constituyen el eje del relato que nos encontramos escribiendo, dando cuenta de procedimientos específicos para generar las diferentes piezas como jarros, platillos y figuras. Para incluir la dimensión temporal de este quehacer, hemos consultado la transcripción de testimonios de mujeres realizas por las autoras Valdes y Matta (1986). Estos dan cuenta de sus trayectorias de vida que abarcan desde XIX hasta la década de los ’80 en el siglo XX. Un caso es el de Mercedes Rosas (1884-1984), quien relata

la greda se iba a buscar al cerro, por donde es la Viña Pomaire ahora. Hay una greda muy buena en una quebrada grande que hay allá. Los hombres iban a buscarla en carretillas chicas con dos rueditas de fierro. El resto del trabajo lo hacíamos las mujeres. Pisábamos la greda en un cuero o un saco grande: se ponía en el suelo y la greda mojadita se hacía pelota grande, después venía una y se sacaba el zapato y vamos pisándola, que quedara como una masa”[2].

Este breve fragmento nos permite distinguir el uso de cueros para trabajar la greda, la técnica de pisar el material y lugares donde obtenerlo.

A partir de los testimonios, las investigadoras Valdés y Matta concluyen que el trabajo de la greda es aprendido por las mujeres desde pequeñas por medio de la observación de familiares o vecinas y adquirida por aquellas inmigrantes que lo complementan con otras labores como las agrícolas[3]. Así también reconocen diferencias generacionales, que transforman y re-definen las identidades de las mujeres artesanas. Es por eso que nos parece relevante indagar y registrar testimonios de artesanos alfareros de Pomaire hoy en día, para poder continuar relevando este oficio y su gente, considerando los cambios y continuidades experimentados en los últimos 30 años.

Una última entrada que plantearé aquí es el objeto del oficio, aquel producto que será transmutado con la labor ejecutada por el cultor y la obra que generará. Para la investigación sobre el trabajo en cacho de buey en Chile, buscar información en relación a la materialidad (denominada también como cuerno o asta) nos permitió vincular diferentes ámbitos como la música mapuche y al arte carcelario, visibilizando diferentes grupos que han desarrollado técnicas para tratar este elemento y sus posibles usos. Oreste Plath, investigador que realizó varios trabajos sobre arte carcelario, expresa una interpretación en torno al empleo del cacho de buey en trabajos artesanales en este espacio:

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“En la interpretación de la naturaleza de algunas piezas, hay como un trasunto anímico, se refleja la angustia existencial, se ve la entrega del tema que llevan dentro, comunican su dramatismo (…) Cuernos grandes se transforman en pescuezos de aves de rapiña, que son figuraciones fálicas. La palabra cuernos, en la Sagrada Escritura, es muy frecuente y tiene sentido figurado para indicar gloria y poder. Poder y dominios perdidos.”[4]

La reflexión de Plath contiene implícita la invitación a mirar con ojos atentos los elementos que se hacen parte en un oficio pues en ellos hay contenidos significados sociales e historias de vida.

Finalmente, deseo señalar que los puntos de partida de los que dispongamos se encontrarán en directa relación la naturaleza del oficio a indagar. Otros oficios cuyos productos sean intangibles traerán diferentes desafíos y alternativas. Por eso pienso que es importante compartir los aprendizajes y reflexiones de nuestras labores investigativas para enriquecer nuestro trabajo y los conocimientos que generamos con/en él.


[1] Cook, James Viaje hacia el Polo Sur y alrededor del mundo. En línea www.memoriachilena.cl , p. 65
[2] Valdés, Ximena y Paulina Matta (1986) Oficios y trabajos de las mujeres de Pomaire. Santiago: Pehuén editores y CEM, p166
[3] Valdés, Ximena y Paulina Matta Op. Cit. p139
[4] Oreste Plath, Arte Popular y Artesanías de Chile (Santiago, Chile: Museo de Arte Popular Americano de la Universidad de Chile, 1972) 41-42

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