Gabriela García Ramírez

Archivo Personal.

1. “El aporte que se hace a Chile es el puntapié al desarrollo de un oficio”

A pesar de los años, igual me llena de emoción escuchar la palabra alfarera, porque creo que es lo que uno lleva arraigado tan fuerte que ya escuchar el nombre se me ponen los pelos de punta. Es como vivir entre mi pasado y mi presente, porque es lo que yo viví de niña. El conocer a mis tías cuando ellas elaboraban una pieza, para mí era como una magia lo que ellas construían. 

Yo le pido a las instituciones que quizás se enfoquen más en las prioridades de mantenernos con las materias primas, que no sea una ambigüedad, proteger nuestro territorio, saber qué cosas nos están afectando. Si queremos hacer turismo es difícil porque nuestras carreteras y calles están llenas de camiones pasando con áridos a gran velocidad, con el riesgo que esos vehículos que vienen tengan algún accidente, y eso ha pasado.

El aporte va en relación no solamente a construir una pieza o un ícono conocido, como la guitarrera. El aporte que se hace a Chile es el puntapié al desarrollo de un oficio. Que no solamente tiene un tipo de alfarería. Porque tenemos la utilitaria y ornamental. Y la utilitaria está en el común de las familias. Es la que une familias. En la que transforma una mesa en un momento hogareño de calidez le da sentido de familia. 

2. “Una está desarrollando un arte” 

En los años 50 había un grupo privilegiado de alfareras, porque conocieron a Don Lorenzo Berg que era el director de la Universidad Católica, entonces él venía a buscar artesanía, de este grupo de personas, en las cuales ellas tenían la posibilidad de ir todos esos años a las ferias. En la cual después esa organización empezó a invitar a grupos organizados. Porque eran señoras las que participaban en esas ferias. Este señor las llevaba con todas las invitaciones, entonces obviamente que cambia. Pero así, hubo otras personas que no tuvieron esa posibilidad y que de alguna manera se avergonzaban de lo que hacían, pero había que sobrevivir, entonces se trabajaba muy escondidamente. El salir y mostrarse, ve por la otra parte que una debería sentirse orgullosa del trabajo que una hace. No sentir que este es un trabajo que es de pobreza, no. Una está desarrollando un arte

Ellas fueron de las primeras que salieron al mundo prácticamente y dar a conocer la alfarería. Y eso es para enorgullecerse de sus raíces, más todavía, saber que en todos lados son conocidas y que se atrevieron, yo creo que nosotras no tenemos que ser menos en ese sentido, de no atrevernos, de tener esa valentía, de mostrarnos, de sentirnos orgullosas de lo que estamos haciendo. 

Quizás en esos tiempos no lo veían así, porque era para sobrevivir, era para comprar las necesidades del hogar, entonces era como ¡chuta, somos pobres, por eso tenemos que hacer esto!. Y hoy día no, hay un cambio en eso. Hay un cambio muy fuerte en el pensamiento porque hoy día quizás los reconocimientos nos han servido mucho para darnos cuenta que la alfarería tiene un valor que tiene que partir de nosotros, pero lo estamos viendo desde el otro lado. Que la gente lo está viendo como un arte importante de la sociedad chilena y eso ha sido bueno. Entonces hay muchas diferencias entre los años 50 o de 10 a 15 años atrás que estamos viendo cambios muy fuertes en relación a lo que significa. 

En una época pasada, era muy difícil, uno sobrevivía con la alfarería. Hoy es más masiva, hay reconocimientos que ha ayudado a que más público conozca de la alfarería, por lo mismo hace que tengamos más oportunidades de venta y yo creo que eso ha sido que para todas las alfareras ha mejorado la situación. 

A veces vemos el vaso medio vacío, pero no. Porque nos ha ayudado a desarrollarnos, quizás una mejor comunicación con las personas, nos ha permitido no solamente el desarrollo de hacer piezas, sino enseñar, de mostrar. Lo que a mí me ha pasado: salir a las ferias, el contacto con hacer residencias, con personas que quieran aprender del oficio, quizás hasta las técnicas le sirva a los que vienen. Conocer otras realidades, eso también a una la va haciendo crecer, como que hay otro mundo donde uno puede escudriñar. En relación a los contactos, atreverse a perder los miedos. El miedo paraliza, ¿quién me va a comprar?, al final uno hace que se sienta más segura del trabajo que una hace. Todo eso sirve. 

3.  “La claridad de las cosas hace que las confianzas se masifiquen”

Los reconocimientos han sido muy importantes también, porque así mismo, hubo reconocimientos que dividen y yo creo que en todo tipo de cosas pasan, en los artistas, en los que pintan. Debe haber un poco de celo de por qué esa persona se ganó el premio, quizás también ha pasado eso con Tesoro Humano Vivo, que en algún momento sentí que más dividió la comunidad. Porque lo ideal hubiese sido que el pueblo de Quinchamalí, las alfareras, fueran reconocidas de esa manera, pero como siempre piden del Ministerio que sean grupos organizados. Entonces los que no estaban organizados, se sintieron pasados a llevar. Eso a través de los años se ha ido subsanando y se ha ido de alguna manera y la mayoría son parte del nombre de Tesoro Humano Vivo. 

Quinchamalí es el único lugar donde una persona que venga acá y desarrolle la alfarería tiene que ser de Quinchamalí, con los dibujos blancos, con la pieza negra, eso. Pero más allá de la denominación es lo que protege quizás es que otro pueblo no haga lo mismo, o que una persona que no sea de acá y que esté haciendo lo mismo. 

No sé qué tanto se ha hecho al Plan de Salvaguardia, en algún minuto yo fui parte de las mesas de trabajo, de conversación pero llegaba hasta eso no más. Siento que del Ministerio ha habido preocupación, pero quizás la preocupación debería ser mucho más real, que sea más tangible, no tan de que quede en la escritura o en la palabra, sino que se hagan acciones que conlleven a la salvaguarda. Por ejemplo, tener la seguridad y certeza que las materias primas son parte y son resguardadas para los alfareros. Y eso no lo tenemos claro, porque las materias primas están en toda su ambigüedad, no tenemos claro si en algún minuto van a cerrar de dónde vamos a sacar la greda, o el que nos vende hasta aquí no más va a decir, no hay una claridad. Eso nos falta. Tener más facilidades de extraer las materias primas, eso está faltando. 

Una marcha blanca en relación a las ventas de los alfareros. Quizás dan a entender que se puede vivir de la alfarería pero cumpliendo con los estándares del Estado. Pagando el IVA, cumpliendo con el movimiento, pero dándole una facilidad. Tenemos que entender que todas somos personas de pocos estudios, se puede decir.  Todo lo que tiene que ver con la entrega o comprar con boletas, facturas o tratar con un contador, es complejo. 

Entonces primero tiene que haber una educación, educar. Cómo hacer eso y no exigir que tiene que hacerse. Yo pienso que nos falta mucho educarnos. Para hacer perder los miedos. Que una puede hacerlo. Porque cuando vamos a comprar la greda, no dan boleta entonces ¿cómo justificamos la compra? Solamente vamos a estar vendiendo. Se supone que en Servicio de Puestos Internos nos pide que nosotros tengamos ventas y compras, que haya un movimiento, hay una exigencia. Y no se puede hacer, es difícil. Falta que nos eduquemos mucho en relación a eso. 

También tenemos que atrevernos, los miedos de los pagos de IVA, de no estar formalizado, todo eso genera inseguridad y la gente no participa en estas cosas. Espero que con el tiempo sean muchos más en eso. Que te pillen sin estar boleteando o sin permiso, genera intranquilidad para quien está exponiendo. Es más fácil que vengan a tu casa que estar en un lugar donde estás más expuesta para que las autoridades te fiscalicen. 

Yo siempre he dicho que pareciera que nosotros trabajamos para ellos y no ellos para nosotros. Porque el exceso de reuniones a nosotros nos complica porque el tiempo que se nos quita para dedicarlo a una reunión que quizás sólo a ellos les sirve, en el fondo lo que nos vienen a decir siempre es lo mismo. Quizás ya no queremos eso. Queremos más compromisos. Y que trabajemos en conjunto en las necesidades que tenemos como pueblo. No quiero decir que no se hayan hecho cosas, sí. Ha habido avances y no podemos desconocer eso, se han hecho trabajos importantes, pero los más importantes nos hemos ido quedando atrás. 

No puedo concebir que vienen personas que se ganan proyectos en conjunto con una alfarera y la mayor parte de los fondos se van al artista que hace el trabajo con los alfareros y no es una cuestión equitativa. Donde los dos puedan tener el mismo grado de importancia, sino más que nada la importancia la tiene quien se ganó el proyecto, me refiero a los artistas que vienen de afuera. La falta de transparencia de no saber. Uno sabe lo que uno gana, pero no sabe cuánto gana el otro. Tener esa claridad también es muy importante. La transparencia no la vemos comúnmente. Sería bueno dejar eso bien estipulado porque creo que la claridad de las cosas hace que las confianzas se masifiquen. 

4. “Sin materia prima no existe la alfarería”

Entonces, ¿cómo hacer sentido de la valorización que tiene para cada uno de nosotros?. ¿Cuál es el significado que tiene?, por ejemplo. Quizá a todos no les pasa eso de que quieren mantener este oficio muchos años más. Quizá hasta cuando lleguen nomás. O quizá porque uno, al mantener el oficio, también está manteniendo viva nuestras raíces. Quizá a todos no les pase. Entonces es difícil entender el pensamiento de cada una que es como lo que a mí me genera. Sin materia prima no existe la alfarería. Y sí eso está tan de una manera tan ambigua, sin saber qué va a pasar, dónde vamos a tener, las vetas se corren. Tratar de organizarnos siquiera para eso. No vemos que estemos haciendo nada.

Cuál es la real preocupación con los oficios. Porque se pierde el oficio y se pierde una gran parte de lo que nos mantiene. Como dice, con los pies sobre la tierra. Porque los oficios son los que tienen el mayor amor hacia lo que se hace. Porque todo lo que se construye con las manos, con la mente, con el corazón, tienen una importancia mucho mayor que lo que se construye dentro de una fábrica. Entonces eso tiene que tener un valor mayor ante el Estado, que puedan salvaguardar con mucho más interés lo que nosotros como alfarero no está. Nos puede ayudar para tener un buen desarrollo. De aquí a las nuevas generaciones.

Lo da a conocer y a conocer un pueblo que podría haber sido. A un pueblo que podía haber sido un pueblo fantasma, le da a conocer cómo es su gente, la forma de vida que tiene la persona que trabaja la alfarería, le da un sentido que quieran venir y estar con esta gente que trabaja la alfarería. Obviamente nos hace sentir orgullosos de lo que tenemos. Obviamente gracias a Dios que tenemos esta posibilidad de desarrollar un arte tan hermoso como la alfarería, hay un campo abierto ahí de de de piezas que uno puede crear y eso yo creo que le da un sentido real de desarrollo. Nos permite desarrollarnos.

Aprender a estar con uno mismo. De escucharse a sí mismo, porque muchas veces uno habla bla, bla, pero el espacio de la alfarería es como una terapia. Siento yo que es como el contacto directo con uno mismo, de saber lo que nos pasa, en qué estado estamos, de quizás mirarse a sí mismo y ver. ¿En qué momento estamos? En relación no solamente a lo físico, sino que también a lo espiritual. Quizás aprender a vivir de lo que nos entregaron, o sea, los valores. De cómo queremos ser, en qué momento queremos estar. Cosa que siento yo, que para mí han sido muy importantes porque me han hecho crecer como ser humano, con sensibilidad, con con capacidad de ponerme en el lugar del otro, entender de que los seres humanos somos todos distintos y cada uno con su pensamiento, pero respetándonos, quizá aprendiendo a respetarnos unos a otros también.

A la creatividad. De todas maneras, yo creo que es el único espacio que siento yo que tengo para estar en contacto con uno mismo. Al hacer análisis personales, ¿cómo lo estamos haciendo, cómo estamos viviendo o cómo queremos vivir en esta vida? O sea, qué cosas buenas y positivas podemos ir dejando o que nos puedan ir haciendo crecer 

como personas también y también viendo la parte negativa de lo que somos, obviamente para mejorarlas, quizás viéndonos a nosotros mismos desde el interior. Entonces, aparte del trabajo de desarrollar una técnica y de hacer una creatividad, también hay todo un proceso con lo personal. Es como si uno se fuera amoldando a sí mismo. Hay como una moldeadura interna. 

5. “La protección de los territorios es esencial”

Yo creo que la protección de los territorios es esencial. Nuestro entorno, que sea de alguna manera sobreprotegido, porque hoy día la protección que hay es para mantener las plantaciones en su verde esplendor, pero se están despreocupando que los ríos que están siendo intervenidos por las chancadoras, o las extractoras de áridos, están moliendo las piedras de una manera descontrolada. Entonces desde ahí deberían de preocuparse por ese tipo de cosas y no se ve. La salud de las alfareras es importante porque el trabajo que nosotras hacemos es de mucha humedad, antes de morir vamos a tener problemas de artritis, problemas a los huesos, enfermedades claras en relación a los fríos, pero no hay nada que nos proteja de eso. Quizás debería haber un seguro que nos garantice poder tener la tranquilidad de estar trabajando en la alfarería. 

La juventud ahora está con la mente más abierta para aprender y quizás desarrollarse mejor y organizarse más. Porque yo vengo de una generación que se generaron muchos roces y esos no se han trabajo para ver un bien común. Las nuevas generaciones podrían hacer un mejor trabajo, porque no vienen contaminados con cosas que nos paralizaron. Las desconfianzas. Es un tema, invadieron nuestro territorio. Recuperar la confianza de trabajar colectivamente, de colaborar mutuamente en las ventas, eso no pasa muchas veces. 

Yo creo que es importante estar organizado porque de alguna manera van a siempre van a considerar y tomar más en cuenta un grupo de personas que a una persona. Creo que tiene importancia aprender unos de otros cuando no hay egoísmo. Saber lo que está pasando en relación a nuestro oficio. 

Hoy podemos decir que las alfareras se están organizando un poco más, que están abriendo más para aprovechar los espacios que en algún minutos se ganaron proyectos para que fuera en bien de eso, entonces hay un grupo de alfareras que se están organizando y hacen venta de alfarería el fin de semana y eso ha sido positivo. El trabajo del Ministerio ha servido para eso.

6. “Entonces hay un campo abierto ahí que uno puede desarrollar”

Las fortalezas son que hay mucho más público que reconoce. A nivel nacional e internacional. Hay mucho más reconocimiento en relación a la alfarería y eso hay que potenciarlo. Hay que aprovechar que hoy día son muchos más los que quieren comprar, saber. Nosotros tenemos que aprender también a saber cómo desarrollar, dentro de lo que nosotros hacemos, una forma de hacer piezas, pero también sacar un valor agregado. Eso en relación a mostrar desde nuestra casa cómo se va desarrollando esto. En talleres. Ofrecer nuestro conocimiento incluso a colegios e instituciones. Entonces hay un campo abierto ahí que uno puede desarrollar, pero muy bien. Entonces creo que dentro de la comunidad hay mucha más disposición para eso. Desde la comunidad alfarera yo creo que hay más disposición para eso y creo que eso sería bueno potenciarlo.

El tema de las confianzas también eso yo creo que es una debilidad que tenemos y que deberíamos trabajarlas para que se transformen en fortaleza. Porque aprender a confiar unos de otros es necesario, o sea, aprender a creer nuevamente porque nos podemos equivocar. Pero también está la capacidad de volver a reconocer que nos equivocamos y partir, como dicen, de cero. O sea, no quedarnos ahí, que con orgullo, que nosotros somos perfectos, que nosotros no nos equivocamos, cuando sabemos que los seres humanos por naturaleza y esencia somos de equivocarnos. Pero sí está la posibilidad de reconocer que eso lo podemos cambiar. Yo pienso que cuando la confianza está dentro de todo lo que realicemos, todo marcha bien. Cuando somos capaces de mirarnos a los ojos y decir las cosas abiertamente, como desde el alma.

Siempre he tratado de entender la forma de vida de cada uno. Pero eso no significa que comparto el hecho de que las cosas. La falta de transparencia, la falta de hacer las cosas truchas, la falta de pensar en uno solamente. La falta de no pensar que todo lo que adquiramos acá va a quedar acá y lo que nos llevemos va a ser solamente los recuerdos. Porque en algún minuto los recuerdos que van a quedar con los que van a quedar aquí van. Bueno, espero que no nos pase a nosotros y podamos dejar ese recuerdo en la familia, en los amigos y en la comunidad. Sobre todo en la comunidad.

El conocerse así mismo da libertad. El saber quién es uno te da libertad. Hoy día siento que yo puedo vivir de la alfarería, pero eso no significa que va a cambiar mi status de vida, o quién soy, o cómo yo quiero desenvolverme con los demás, o cómo quiero que me vean. Entonces todo esto creo que va de la mano una cosa con la otra. Para mí, todo lo que yo quiero hacer quiero que lleve el toque del amor. 

Que Dios me de vida y salud para mantener esto, este oficio por muchos, muchos años y que yo pueda hacerlo desarrollando y también tener mi mente abierta para. Mostrar. Enseñar a los que quieran aprender y. Y poder entregar siempre lo mejor de mí. Yo creo que eso. Esas son mis últimas palabras

Me hace sentir muy orgullosa porque es lo que se me transmitió y no es algo que uno pueda decir que es como un oficio cualquiera. Cuando salíamos a recolectar las materias primas, eso es toda una vida. Porque se hacía de forma familiar. Quizás por mantener las raíces y la tradición, hoy veo que la alfarería es una forma de vida, una puede vivir de la alfarería, más que vivir quizás, desarrollar.


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