Victorina Gallegos Muñoz

Archivo Personal.

1.“Mi mamá hacía mucha guitarrera tipo jarro, como las que hago yo”

Bueno ser alfarera. Siempre he dicho: es mi vida y es un don que Dios me dio para poder vivir de esto. Porque es cierto que es harto sacrificado, pero así también uno si es constante y perseverante, recibe logros. Entonces, como digo, mi pasión, la pasión de ser, de ser alfarera.

Por la misma necesidad, porque no había otro trabajo. Fue por ayudar a mi madre también, que era alfarera, porque en esos años murió mi padre y yo era la mayor y tuvimos que ayudarle a mi mamá a criar a los seis hermanos que habían. Casi los 13 años vendí mi primera pieza. Y ahí seguí ayudándole a mi mamá. Ella era muy minuciosa en su pulido, en su dibujo. Para sacar más piezas y más rápido, yo le ayudaba. Porque antes se hacían tres piezas, cinco piezas y se salían a vender para traer el sustento a la casa, porque era el único sustento que había, pues no había otro trabajo.Todos trabajaban en la greda. Yo no sé cómo se podía vender tanto en ese tiempo, se vendía barato, pero se vendía.

Mi mamá hacía mucha guitarrera tipo jarro, como las que hago yo, que son las más difíciles, los juegos de té y después inventó el pavo real. No me acuerdo la fecha más o menos en qué año lo inventó. Unos pavos grandes con las alas caídas. En museos tienen alguna figura de ella.

Mi abuela y mi bisabuela también se dedicaban a la alfarería. De más atrás no me acuerdo porque conocí a mi bisabuela y a mi abuela que trabajaban. Y yo les iba a ayudar de niñita también. O sea, iba porque mi mamá casi no me dejaba que tomara la greda, cuando estaba niñita, porque se la secaba y perdía la greda. Entonces iba donde mi abuela y me pasaba por ahí para que hiciera un mono.

Mi madre me fue sacando todas las pifias que se hacían en la figura. Me las arreglaba, me las dibujaba ambién. Lo último que aprendí a hacer fue a dibujar. Siempre la loza me la dibujaba a mi mamá. Y yo hacía canastos de greda y uno se cansa de dibujar con el pintor, porque la greda ya está dura entonces tiene que cargar la aguja. Y después, cuando me toca a mí dibujar, ahí decía yo. En realidad mi mamá me decía “me voy a morir y no vas a aprender a dibujar”. Hasta que aprendí.

Esas son flores que dibujaba mi mamá en las guitarreras, los juegos de té, las tazas. Los jarritos. Yo sigo la misma línea de mi mamá. Si me mandan a hacer otro dibujo, se me pasa la aguja, y como no se pueden borrar, ya estoy acostumbrada con las flores, pero si me mandan a hacer otro dibujo no. La espiga también se puede hacer. 

Mis hijos me ayudaron a pulir. Era rara vez que tomaban greda para hacer algo por ellos. Nunca hicieron piezas como para vender. La Bernardita siempre hacía piezas para ella, no más. Hace como cuatro años atrás, la Ceci, la segunda hija empezó a hacer. Y sin enseñarle. Y ella nunca tomó greda cuando niña ni para jugar. 

Cuando llegué a Chillán tenía hartas cosas afuera y le pregunté ¿quién estuvo aquí dentro haciendo cosas? “yo mamá” me dijo. No lo podía creer porque tenía una fuente en forma de cóndores, chanchitos. Y ahí me di cuenta de que tenía pena. Por un lado, porque nadie iba a seguir mi tradición y cuando vi esas gredas hechas, ya todos saben dije. Incluso los hombres. Porque. Si ella nunca tomó greda y lo hace, entonces sabe. Si algún día le va mal, digo yo en su trabajo, vuelven acá y van a van a tomar la greda para seguir trabajando. Y el Diego cuando viene también hace cosas para él. Entonces saben.

2. “Yo también aprendí observando”.

Sí, de niñita, como de 14 o 13 años. Iba a la feria con mi tía Práxedes. Fue bien famosa también, porque fue una de las primeras que salió a dar a conocer Quinchamalí a Santiago. Después empezaron a invitarla a la Feria que hacía la Católica. Y ahí me llevaba. Antes se ponía en el Parque Forestal. Después se fue para el Parque Bustamante.

Eran buenas, porque lo que se llevaba se vendía. Yo le iba a ayudar a mi tía y yo ya llevaba a parte mi loza y la vendía toda. Me acuerdo que poníamos una olla debajo del mesón, llenamos la olla y le echamos una bolsa quintal y le seguimos echando plata. Se vendía mucho en la Católica. Después, como se abrieron muchas ferias, llegaron muchas cosas de afuera, de otros países. Algunas cosas similares a lo que se hace acá en Chile. Entonces ya se fueron. Ahora se hacen montones de ferias, por aquí y por allá, en distintas partes. Ahora es buena, pero no para algunas personas. Hay personas que no venden casi nada. Así que así empecé. De jovencita me dí a trabajar en la greda y a darme a conocer. 

Por ejemplo, ahora dije voy a hacer cancos para ollas, pero hice fuentes porque me quedaba poca greda. Una va cambiando lo que tiene pensado. Hace en el momento y se le ocurre hacer otra cosa. Y como no tiene, por ejemplo, un trabajo obligado que tiene que ser puro de una cosa, ahí vas viendo en el momento lo que hace.

3. “Ahora tenemos más comodidad para guardar los materiales, pero menos acceso a los materiales”

Antiguamente nosotros no teníamos dónde guardar la greda. Porque apurado uno tenía la cocinita chiquitita y una piececita donde se dormía y sería. Incluso no había espacio donde guardar el guano de buey o de caballo. En ese tiempo se cocía con cáscaras de álamo porque no había un espacio donde guardar el guano. Y yo creo que la mayoría de las alfareras tenían el mismo problema. Porque ahora no, ahora uno tiene bodega donde guardar los materiales. Y en ese tiempo. Bueno, ahora guardamos la greda en el verano porque está seca o si está húmeda la secamos para guardarla y hay espacio donde guardar. Pero antes no, antes se iba a buscar al hombro la grada estuviera seco o estuviera verde, se echaba a remojar y se trabajaba. Ahora tenemos más comodidad para guardar los materiales, pero menos acceso a los materiales, y cada vez lo están poniendo más lejos y cada vez más escaso porque se nos perdieron nuestras minas, que eran de nosotros, como digo yo. 

Cuando yo estaba chica, ellos sembraban antes de entrar a la mina. Y cuando el caballero sacaba la siembra, avisaba que fueran a sacar la greda que necesitarán para el año. Pero no había plantado nada. Uno podía ir a pie por la orillita, traer un bolsito, lo lo que alcanzaba a cagar el peso. Eso lo traía. Pero después ya vendieron, de eso pasó a otras manos. Se vendió a una forestal. Y pues ahora está lleno de eucalipto. Entonces yo traté de ir dos veces con la Mónica a buscar las minas y no las pillamos. Ahora compramos la greda y no sabemos si están o no las minas de greda. No sé, pero un caballero que vive al frente de la mina atravesando el estero, tiene un pedacito de terreno y ahí tiene. A él le compro y yo, siempre me ha vendido él, pero dijo que ya no iba a vender más porque el sitio es chiquitito y está por llegarle a la casa la mina. Habrá que buscar mina.

La greda tiene que estar limpia, osea sin piedras y que sea ligosita. Porque hay gredas que uno trata de levantarlas y no, no se puede. Cuesta mucho para levantar la pieza peleteándola. Hay algunas gredas que se parten mucho al cocer. Es  muy partidora. Otras que tienen demasiado cascajo.

La arena la vamos a sacar aquí de un familiar de mi marido. Es una arena de trumao, que no tenga tierra, si tiene raíces uno las cierne para que quede limpiecita. Y la otra la vamos a buscar ahí en San Vicente también está la greda, pero atravesando el camino hacia el sur, ahí está la mina de está muy escondida. Yo no habría dado con esta mina tampoco. Antes había en el alto de Huechupin, pero ahí compraron y pasaron máquinas y taparon la mina que había, así que no, ya no hay greda amarilla. 

4. “Mi sueño mío es que se compre un pedazo donde está la greda para que todas las alfareras tengan acceso a la greda”

Bueno, el Tesoro Humano Vivo, nosotras estábamos organizadas en esos años, parece que éramos 12. Llegó un joven a trabajar a la Muni de Chillán, que era bien movido. Dijo que por qué no postulamos a la agrupación a Tesoro Humano Vivo. Lo postuló y salimos ganadores. Nos dieron, en ese año, 7 millones de pesos. No era tanto la plata, sino que el premio en sí, nos sentíamos orgullosas de ser Tesoros Humanos Vivos. Bueno, nos dimos a conocer porque mucha gente todavía cree que nosotros no estamos. Que en Quinchamalí ya no existen alfareras, entonces estos mismos reconocimientos sirven para darse a conocer y la gente que venga a Quinchamalí. Bueno, mucha gente viene y se va desilusionada porque cree que es como Pomaire, que están llenos los locales y toda la cosa, y no, porque aquí estamos cada uno en sus casas trabajando, pero la que sabe llegar sabe y la que no se va desilusionada. 

Falta de señalética en cada casa, de tener un un distintivo donde está la artesana y que el turista sepa que donde hay eso. Igual cuando venden pan, cuando venden pan está la bandera blanca, tener algo que se que se distingan de las otras. 

Bueno, yo siempre he dicho que no entiendo mucho sobre el Plan de Salvaguardia. Yo no sé para dónde va la micro.  ¿Qué soluciones vamos a tener nosotros las alfareras con la salvaguardia? Mi sueño es que se compre un pedazo donde está la greda para que todas las alfareras tengan acceso a la greda, porque muchas alfareras se están quedando, porque en realidad 15.000 pesos para comprar un saco de greda no los tienen, no alcanzan a comprar un saco de greda. 

Muchas veces no tienen en la comercialización, no tan solo para mí, sino para todas las alfareras, porque por eso mismo se están quedando, porque no tienen dónde vender sus pailas, por ejemplo. Si van a Chillan se metió Pomaire también en Chillán y también de China. Entonces ya no nos están comprando tanto como nos compraban antes. Entonces de esa gente hay que preocuparse de que tengan su materia prima, acceso a ella para que trabajen. Entonces yo creo que mi anhelo y tengo metido en la cabeza de que lo van a hacer eso, que nos van a comprar de la lámina, que sería lo mínimo. 

No es llegar y mandar loza. En estos tiempos la locomoción está sumamente mala, por ejemplo para ir a Santiago porque se ven muy pocos buses. Entonces y de mandarlo por encomiendas, llegaría todo quebrado. Es preocupante que hay gente que no tiene dónde vender sus cosas. No sé de qué más se tratará la salvaguardia, en qué nos va a salvaguardar. Quiero que alguien me explique con peras y manzanas para saber.

Tendría que ser de cultura. Yo no sé si va a ser más plata para la Alfarera, para que inviertan en él. Hacer cursos a nuevas generaciones, por ejemplo, a las que puedan hacer clases en los colegios. También irse turnando. No siempre una persona que esté haciendo clase, o sea, ganar la plata un poco más liviana de cómo hemos trabajado tantos años. Y entonces nos gustaría de ser como monitora o profesora, no sé cómo llamarlo en los colegios, las universidades. Eso. 

Y los municipios también que se preocupen de la gente, de los artesanos, porque se va a una feria de Concepción, por ejemplo. Cobran como $200.000 el puesto, aparte de los pasajes, la locomoción, el alojamiento, la comida. ¿Y si vas vender 400 paga 200 de puesto? Y los otros 200 tiene que compartirlo entre comida y todo. Entonces darle la facilidad a los artesanos de pagarle el puesto, por último. Lo demás se acomodarían  los artesanos en. Y sacarlo a vender sus cosas y así van a tener entusiasmo de seguir trabajando.

Hay una falta de oportunidades para que la gente pueda desarrollarse. Por ejemplo, ahora ya no están quedando personas que hacen ollas, no están quedando personas que hacen paila. La guitarrera abierta,que yo la hago, tampoco la están haciendo. Entonces la gente que hacía eso ya se están muriendo y otras están muy mal. Y ahora se ha muerto ya. Entonces hay que preocuparse de enseñarle a la gente que aprenda a hacer esas cosas.

Entonces yo le decía que estaba contenta porque sabían que habían recibido ahora la plata por ser Tesoro Humano Vivo, pero que eso fuera un incentivo para que siguieran trabajando, porque hoy hay una escasez también acá mismo, en los puestos que están para allá no hayan a quién comprarle porque la gente no está trabajando. O porque no tienen greda, o guano donde recojer, no tienen vehículo para ir a buscar y así sucesivamente. 

Por eso yo no estoy bien clara si esas son platas que van a venir de la salvaguardia o van a ser puras reuniones. Ya estamos aburridas de reuniones para una cosa, para otra y nada de concreto.

Una gran avance que hicieron un liceo acá, porque hay hartos niños. Si hay un profesor que el director que es bien. Es bien entusiasta con su escuela.

Y los niños que están haciendo loza en la escuela, que tomen una buena profesora que le enseñe a esos niños, que los saquen a vender sus cosas. Que los niños agarren su plata de sus cancos y le tomen sabor a la plata, como yo lo hice cuando yo tenía casi los 13 años. Entonces a ese niño se le va a entusiasmar. O la misma persona adulta que le enseñe a sacarla al paseo peatonal de Chillán y que esas son las nuevas generaciones que hay y le van a comprar sus cosas porque no van a estar bien, pero va a tener un valor agregado porque son principiantes, entonces un incentivo que van a tener. 

Para el trabajo. La amenaza que si no enseñamos esto, se va a morir. Es una gran pena porque las que están trabajando no tienen descendencia. Entonces se mueren y se mueren. Entonces por eso hay que incentivarlos ¿para qué? Para que sigan y hayan nuevas manos.


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