Cuando comenzaban a florecer los chochos, calafates y retamos, en la primavera del año 2022, recorrimos la cuenca del lago General Carrera, al sur de la Región de Aysén. Bajo el sol de la Patagonia, por una carretera de ripio y vistas montañosas, viajamos un grupo de once cultores y gestores para dar vida a nuestra quinta Jornada de Oficios. La que por primera vez, se realizó en territorios rurales y en forma itinerante. Puerto Río Tranquilo, Mallín Grande y Chile Chico fueron nuestras paradas para -en alianza con las agrupaciones locales- abrir espacios de encuentro, aprendizaje y colaboración en torno a los oficios tradicionales y contemporáneos que se preservan en estas comunidades.
Meses antes, la radio y las redes sociales se habían convertido en nuestras mejores compañeras para convocar a lxs cultores a la Jornada de Oficios. Llegaron quienes sentían una profunda motivación por tejer redes y quienes valoran sus oficios como forma de vida. Jóvenes y adultxs mayores, patagonxs oriundxs y allegadxs, maestrxs y aprendices, la participación fue diversa. Algunxs llegaron cautivadxs por el bordado patagón, otrxs por la magia de la pintura con tierras minerales, pero los aprendizajes fueron más allá de estas técnicas creativas, también hubo espacio para el autocuidado corporal, la narración visual, el relato del oficio y la radio comunitaria.
Y por supuesto, en forma omnipresente, también estuvo la cartografía textil. Fue el hilo conductor de esta Jornada, donde lxs participantes fueron interactuando con pinceles, géneros y creatividad, mapeando sus oficios con símbolos y demarcando los límites geográficos y conflictos socioambientales que han afectados a sus localidades. Así, mientras corrían los mates y fluía la conversación, fueron apareciendo prácticas como el hilado, el muralismo, el huerto, el tejido, la carpintería, el conocimiento de las hierbas medicinales, el tejido en múltiples técnicas y tantos otros más.
Todo comenzó en Puerto Río Tranquilo, “un día de viento, sol y lluvia que no fue impedimento para reunirnos”. Un grupo pequeño y cercano dio inicio a la Jornada, donde tuvimos el placer de compartir con tranquilinos, murtinas y una sanchezina, tres territorios, múltiples historias y miradas. ¡Cómo olvidar la experiencia de pintar un mural con tintes minerales y la hermosa cápsula que creamos para convertimos en “radiooficionados”! Que terminaba así: “que este mensaje siga navegando por la cuenca del lago Chelenko”
Y mientras el mensaje navegaba, nosotrxs seguimos en ruta, sorteando curvas y vientos, para llegar a las alturas de Mallín Grande, “un lugar mágico, natural y tranquilo, hogar de gente de esfuerzo, humilde y sencilla, características que hacen a las personas grandes, tierra de familias pioneras”. Una feliz tarde de oficios nos reunió en la delegación municipal, tras visitas puerta a puerta para anunciar nuestra llegada a lxs cultores de esta pequeñísima localidad. Juntxs, fueron rememorando las puntadas del bordado, aprendidas en las casas camperas y grabadas en las manos. “La biografía de nuestros cuerpos nos recuerdan los movimientos del hacer y la memoria de nuestros territorios”. Aquí, los oficios tienen legado familiar: “costumbres y trabajos que vienen de los antepasados, gracias a los papás o abuelos que nos han enseñado”. Desde la recolección de hongos comestibles en el monte hasta la cosecha de frutos silvestres para las mermeladas.
“Queremos que Mallín Grande se difunda”, con la fuerza de esa idea nos quedamos. Que este pequeño punto del mapa sea conocido como un enclave de oficios artesanales en la cuenca del lago. “Desde el hogar del chilesaurio, el dinosaurio más austral del mundo, enviamos este mensaje al futuro”.
Nos despedimos al atardecer y el camino se volvía cada vez más sinuoso, enfilado, ventoso y sobrecogedor, nos llevó hasta la ciudad del sol: Chile Chico, “donde la naturaleza nos legó tesoros como los cactus más australes”. Tuvimos una doble jornada. Comenzamos con una muestra de oficios en el Terminal de Buses, donde nos conocimos -después de encuentros virtuales- con nuestras amigas de las agrupaciones locales: Artelanas, Ceramistas, Urdimbre y Artesanos-Productores. Exploramos las obras y los procesos de cada facilitador y participante. Pasamos por las radios, para abrir pequeños espacios de reflexión sobre la vida en torno a los oficios en estas latitudes. Y al día siguiente, disfrutamos nuestra jornada, donde distintos espacios formativos, reflexivos y creativos permitieron conectar a la comunidad. “Aprendimos que la ilustración habita en el bordado, que las vasijas se tejen y que las tierras que se siembran también pintan”.
Nuestra cartografía siguió nutriéndose de conversaciones sobre conectividad, pandemia, monocultivos, asociatividad y vida fronteriza. “Acá la comunidad es solidaria, aprendimos a sobrevivir a la erupción del volcán Hudson, a las malas prácticas de la minera y al aislamiento, acá los artesanos son tan abundantes y variados como los productos de la tierra, queremos estar conectados en forma real, con soluciones definitivas, para de esta forma mejorar nuestra calidad de vida”. Fue el mensaje que grabaron los y las chilechiquenses para amplificar sus conclusiones de esta jornada que terminó entre abrazos y sonrisas.
La última parada fue Puerto Ibáñez, donde nos reunimos lxs once integrantes del equipo para volver a mirar la cartografía textil. Recordamos las bondades y problemáticas con las que conviven los cultores de oficios en la cuenca del lago. Durante estos días, en cada jornada, hablamos de aislamiento y conectividad, de lo difícil que es dedicarse a la artesanía cuando el turismo está parado por la barcaza que no había vuelto a navegar rumbo a Chile Chico. Hablamos de visibilización y difusión, ¿cómo dar a conocer a cultores de oficios patrimoniales y contemporáneos que viven en localidades que apenas aparecen en los mapas turísticos? También dialogamos sobre la falta de espacios para la práctica, difusión y comercialización de los oficios, donde hacer comunidad en torno al textil o a la alfarería. Pero también de cómo estas situaciones adversas les han posibilitado encontrarse, asociarse, ante la necesidad han aprendido a trabajar de manera colectiva, esperanzadxs en las cosas que pueden lograr a futuro. Y es que al igual que en otras partes del país las condiciones de vida del artesanado son complejas en este extremo sur y nos volvemos a preguntar ¿es realmente posible dedicarse exclusivamente a la artesanía en Chile y específicamente el territorio del Chelenko?
Bueno, estos son temas que seguirán abiertos y que es necesario seguir reflexionando entre más cultores y gestores para ir encontrando soluciones en forma colectiva. Si quieres conocer más sobre esta experiencia que vivimos en la cuenca del Chelenko lxs invitamos a nuestra web, donde podrán recorrer la inmensidad de la cartografía textil, navegar con las cápsulas radiales y viajar con los videos que hicimos en cada una de las localidades de esta experiencia itinerante.
Nada más nos queda agradecer a todxs quienes tuvimos el placer de compartir en esta travesía, para nosotras fue una experiencia nutritiva e inolvidable, nos quedamos con muchas reflexiones y desafíos. Y ya comenzamos a soñar con nuestra próxima Jornada de Oficios, en algún otro rincón rural y artesanal de este país.
